Tras las incesantes y fuertes lluvias que se presentaron en Sarapiquí y varias partes del país durante los últimos días, dueños de locales como es el caso de María González, regresan para ver qué pueden recuperar y también para darse cuenta de las millonarias pérdida que tuvieron.
Según esta vecina del centro de Puerto Viejo, en Sarapiquí, esta no es la primera vez que les pasa una situación como esta.
No obstante, señala que, al igual que ella, muchas personas no se han ido de la zona debido a que no tienen a dónde ir.
Estamos aquí porque no tenemos dónde ir.
Sentimos un dolor muy profundo, pero no solo nosotros los del centro de Puerto Viejo de Sarapiquí, sino también los de las bananeras, comerciantes, dueños de pulperías y demás, ha sido muy duro.
La señora, que es originaria de esta zona y en donde ha pasado toda su vida, le pide ayuda a las autoridades para poder salir adelante y hacerle frente a toda esta situación que han vivido a causa de las lluvias generadas por el frente frío.
Nos urge seguir trabajando, porque no solo nosotros dependemos de esto, sino también nuestros colaboradores, señaló.
María también contó que su familia decidió mantenerse en la zona y no acudir a ningún albergue pese a las recomendaciones de las autoridades de emergencia.
Según contó, esto lo hicieron porque se dieron cuenta de que varias personas se estaban aprovechando del momento para meterse a robar en los negocios y casas que quedaban sin ocupación debido a las inundaciones.
Nosotros no fuimos a ningún albergue, porque decidimos quedarnos aquí para resguardar las cosas, porque andaba una pandillita que cuando veía que no había nadie en los negocios se metían, entonces lo que hicimos es que mi yerno pasaba bajando a la parte donde estaba inundado y revisaba que no se robaran nada, porque ya andaba por aquí una pandillita, añadió.
De acuerdo con la Cruz Roja, más de 2 mil personas tuvieron que ser evacuadas y alrededor de mil terminaron en un albergue. Además, un total de tres personas perdieron la vida en los últimos días debido a las lluvias.
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Mauricio León